Hector Catano

Piggy Bank is an installation of audiovisual and sculptural elements that draw on the historical significance of the figure of the piggy bank. On one hand as a form of sacred and ritualistic animal and on the other hand as an animal used as an industrialized product of food, characterized by its fast growth and massive consumption. Therefore, this project comes from the piggy bank’s economic connotations as an ordinary object related to accumulating money. Its symbolism may have derived from the primitive ritual practices from ancient times, when animal sacrifice constituted a holy offering of gratitude for the yearly harvest. It generates associations that range from the mundane to the sacred, also from the material to the immaterial, to contemporary economic practices.

The videos show actions being performed in a repetitive way by an anonymous character, which aims to the idea of accumulation but performed in a mysterious way in which money disappears. In other video, the same character breaks piggy banks in a frenetic manner, finally finding that there is nothing of value inside, they are completely empty. The piggy figure reappears in the exhibition in a form of a real animal, its remains used as the material of a sculpture made of pork guts, and as a figure abstraction by its image.

This set of ideas centers on economics, human actions and real animal remains. It carries one symbolic concept: the pig to be eaten or sacrificed, and the greed man to feed piggy bank. 

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Piggy Bank es una instalación de elementos visuales, audiovisuales y escultóricos, que se valen del sentido y función económica que ha tenido a través de la historia la figura del cerdo, por un lado como animal sagrado con función ritual y por otro, como alimento industrializado de rápido crecimiento y masivo consumo. Para esto, la propuesta parte de la presencia y connotaciones que tiene la alcancía en forma de cerdo, un objeto cotidiano asociado a la acumulación monetaria que podría considerarse la abstracción y sustitución social de las prácticas rituales primitivas que se realizaban con seres humanos y animales, en donde su sacrificio se constituía en una ofrenda a los dioses en gratitud por los frutos de la tierra. Sobre esta condición de la alcancía y su referente real – hombre o animal -, se generan asociaciones que van de lo mundano a lo sagrado, de lo real a lo inmaterial, derivando inevitablemente en las prácticas económicas contemporáneas.

Los vídeos muestran acciones realizadas de manera repetitiva por un personaje anónimo, las cuales apuntan a la idea de la acumulación pero a través de actos ilusorios en los que el dinero desparece. En otro acto, el personaje rompe alcancías de manera frenética y descubre finalmente que éstas se encuentran desprovistas de capital alguno, totalmente vacías. En la instalación la figura del cerdo reaparece en su esencia animal como imagen, residuo y materia.

En este conjunto de piezas confluyen acciones humanas y despojos del animal, un mismo cuerpo simbólico, una misma idea: el cerdo al que engordan para ser sacrificado y el hombre que ansía “engordar” su capital.

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